La flor de loto es el origen conceptual de los elegantes y armoniosos elementos arquitectónicos que bautizan la urbanización y reconfiguran la interacción entre las personas y los edificios en los microespacios urbanos planificados. Una isla en un lago artificial alberga todas las zonas habitables y de ella brotan losas curvas pretensadas, pasarelas y edificios inspirados en pétalos reflejados en el agua. Como una flor de loto, la impresión biofílica propone una arquitectura que imita la naturaleza y sorprende por su sencillez.
A la entrada del condominio, el pórtico moldeado en hormigón visto adopta la forma orgánica de un semipétalo. Las curvas ligeras y fluidas continúan en los edificios que albergan salas de fiestas, zonas deportivas y de ocio, así como la piscina infinita climatizada. La célebre Casa do Baile de Niemeyer, diseñada en Belo Horizonte en 1943, es una referencia modernista por el uso de ambientes espaciosos y elementos naturales en estado puro, reforzando la relación entre interior y exterior y la experiencia perenne y atemporal del espacio.
Es también desde la isla desde donde se organizan las parcelas -y, por tanto, todas las futuras viviendas-, ofreciendo una experiencia de transitabilidad y conexión sin precedentes en la región. Visto desde arriba, el condominio ilustra la metáfora de una flor que florece -desde los tejados y los volúmenes circulares centrales de las zonas comunes- y se ramifica -en las pasarelas suspendidas, los puentes, las aceras y las calles que conectan todas las viviendas-.
El proyecto transporta a la gente a una experiencia que hace hincapié en la tranquilidad, siempre rodeados de agua y naturaleza, sin perder de vista la importancia de diseñar espacios que sean a la vez funcionales y bellos para estar en ellos a diario.