En un lote elevado en el condominio Terraville, en Porto Alegre, con vista al campo de golf, la sensación de privacidad y aislamiento fue el punto de partida. La casa se encuentra en tres bloques distintos: la fachada frontal es la primera, en un cubo revestido de madera que flota sobre el garaje abierto y alberga las suites de los niños. El salón se extiende desde la entrada en otro volumen, con una pared lateral y techo de hormigón visto. Todo el espacio está impregnado de paneles de vidrio, lo que abre la vista a los árboles del jardín. El tercer volumen, en mampostería blanca, tiene dos pisos: el inferior concentra el área de servicio, cocina y playroom. Arriba está la suite de la pareja, aparte de las demás. El desprendimiento entre los volúmenes permite que el sol bañe la parte sur del edificio. Una pasarela optimiza la circulación horizontal y vertical. La apuesta por esta estructura configuró la evolución de un pasillo simple que suma la vista panorámica del segundo piso. Casa Angular ganó el Concurso Veka Latin America en 2018.