Una casa como reflejo de su identidad: weiss, del alemán, blanco. Tan simple como la claridad y la sutileza que aporta el color. La admiración del propietario por la simetría y el minimalismo se refleja en las líneas rectas y formas regulares milimétricamente yuxtapuestas en esta residencia, ubicada en un condominio en Eldorado do Sul. A través de un lucernario, la luz baña las salas sociales e impregna todos los ambientes, un recurso para iluminar espacios muy amplios. También crea una división, como un atrio, entre la suite doble y las otras tres. Debajo, un jardín cubierto difumina el límite entre el interior y el exterior. Nuevamente, el blanco, junto con la textura del hormigón, domina los ambientes internos y externos. Todos los elementos complementarios aportan sugerencias que calientan el conjunto. La piedra y la madera dan calidez a la composición con tonos tierra. El desafío de la organización espacial era usar solo líneas rectas, cortes paralelos. De Mondrian y Rietveld vinieron las inspiraciones para equilibrar los volúmenes rectangulares.