Compañía, desarrollo psicosocial y, por supuesto, diversión: tener una mascota en casa aporta innumerables beneficios a la familia. Lo entendemos y garantizamos un espacio especial para ellos en nuestros proyectos arquitectónicos.

Los psicólogos afirman que los niños que se relacionan con animales de compañía desarrollan más rápidamente nociones de compañerismo y responsabilidad. Los biólogos aseguran que la relación directa también tiene un impacto positivo en la salud, fortaleciendo el sistema inmunológico.

En la arquitectura, esta relación se refuerza con materiales de mayor durabilidad para garantizar la resistencia contra garras y colmillos afilados. Hojas tecnológicas, tejidos orgánicos con tramas rústicas y piezas que estimulan la interacción configuran laberintos, lugares de descanso y estimulación visual y táctil para mascotas de todo tipo.

El mobiliario sigue las mismas premisas: el sofá también es del perro. El gato se lo pasa en grande paseando por la estantería y el aparador. Y así, detalles tan sinceros en la relación de cada residente se traducen en recursos arquitectónicos que refuerzan la unión entre cada maullido y cada lametón.